Conceptos como digitalización, IOT, industria 4.0, o trazabilidad, se escuchan cada vez con más frecuencia entre los sectores más diversos. Una de las tecnologías motoras para la trazabilidad y digitalización de procesos está siendo el RFID (Identificación por Radio Frecuencia), un sistema de comunicación sin cables a través de señales de radio.
Existen varios tipos de sistemas RFID, pero todos tienen en común los siguientes elementos fundamentales:
En anteriores artículos hemos respondido a preguntas como ¿Que es RFID?; así que en este explicaremos qué son las etiquetas RFID, de qué están compuestas, y cuáles son sus aplicaciones más comunes.
Con el rápido avance de la tecnología aparecen constantemente nuevas funciones, aplicaciones y palabras, como ‘trazabilidad’, ‘industria 4.0’ o ‘digitalización’. Todas estas nuevas herramientas están introduciéndose poco a poco en muchos sectores. La aplicación de la que queremos hablar hoy son las etiquetas RFID.
Sus múltiples tipologías y su fácil uso, entre otros, aspectos las convierten en la opción ideal para muchos sectores. Como ya hemos explicado en otro post qué es RFID, hoy nos centraremos en las etiquetas de esta tecnología, su composición y sus aplicaciones más comunes.
Las etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID) son la forma sencilla de identificar un producto u objeto para que pueda ser detectable de forma inalámbrica, y para garantizar su trazabilidad. La etiqueta RFID es un dispositivo inteligente y de pequeñas dimensiones que almacena datos y es capaz de transmitirlos a través de señales de radiofrecuencia. La información y la trazabilidad que envía sobre un producto se puede captar de forma rápida y automática por un receptor de señal.
A pesar de su pequeño tamaño, son capaces de codificar una gran cantidad de información sobre un producto durante toda la cadena de suministro. Su capacidad de almacenaje de datos permite que el artículo al que hacen referencia pueda ser trazado desde el proveedor de materias primas hasta la llegada del producto al punto de venta, gracias a la radiofrecuencia. Los trabajadores de una empresa pueden comprobar en tiempo real y cuando lo necesiten toda la información contenida en las etiquetas RFID. Estas etiquetas ayudan a la gestión de stock, la reposición y la clasificación de la mercancía.
Las etiquetas RFID son las base del sistema homónimo, por lo que seleccionar la más adecuada para el producto es crucial para el correcto funcionamiento del sistema. Cada una de ellas cuenta con un chip y una antena. La unión del chip RFID y la antena se denomina el inlay RFID. Existen 3 tipos de etiquetas RFID, con diferentes características y especificaciones. Sus diferencias radican en si tienen o no fuente de alimentación propia:
Las etiquetas RFID están compuestas de 3 elementos principales, que deben ser de muy alta calidad para garantizar la funcionalidad de los elementos:
Es fundamental seleccionar una etiqueta RFID adecuada para el producto y el entorno en el que se utilizará. De ahí que existan distintos tipos de etiquetas según su aplicación. En Dipole trabajamos con los estándares necesarios para que todas las necesidades queden cubiertas con nuestras etiquetas RFID.
Por eso contamos con una gran cantidad de materiales (papel estándar, polietilenos, poliamida, cartón, etc.) para fabricar las etiquetas, además de disponer de múltiples formatos de entrega (en rollos, en zig-zag, sueltas, etc.). Los tipos de etiquetas RFID de las que disponemos en Dipole son:
Las etiquetas RFID se imprimen en una impresora especializada en la impresión de etiquetas RFID. Esta impresora puede ser una impresora térmica o de inyección de tinta, además, es necesario tener acceso a software especializado para diseñar y personalizar las etiquetas. Para imprimir, se coloca la etiqueta en la impresora y se sigue el proceso de impresión del software. El software se encarga de escribir la información en la etiqueta RFID, además de imprimir el diseño y la información necesaria en la superficie de la etiqueta.
Es importante seguir las instrucciones y las recomendaciones del fabricante de la impresora y las etiquetas para garantizar una impresión de alta calidad y una correcta funcionabilidad de la etiqueta RFID.
Existen muchos modelos de impresora, capaces de adaptarse a entornos industriales, de sobremesa, portátiles...
Las etiquetas y la tecnología RFID, como cualquier otro sistema electrónico, puede funcionar mal a causa de averías en los equipos, defectos del software, influencia del ambiente o el envejecimiento natural de los componentes. La etiqueta, al ser el elemento más delicado, suele ser el más afectado por todas estas circunstancias. Para analizar su rendimiento, duración y las diferencias que pueden existir entre ellas es necesario investigar cuáles son los modos de fallo más usuales:
Para saber la duración aproximada de una etiquetas RFID, los fabricantes realizan diversas pruebas de envejecimiento. Estas permiten predecir la degradación y el nivel de respuesta a largos periodos. Estos experimentos se monitorizan y se reproducen con precisión, para que se puedan comparar entre ellos.
El rendimiento de las etiquetas RFID determina el funcionamiento del sistema, además de que supone una elevada inversión para la empresa. Por ello es lógico exigir a las empresas de fabricación de etiquetas la máxima calidad. Puedes hacerles las siguientes preguntas a los proveedores:
La tecnología RFID puede utilizarse en una gran cantidad de procesos y sectores. Cada vez son más los que se unen a este sistema de identificación. Estos son algunos ejemplos de la tecnología RFID y sus posibles aplicaciones:
Una de las aplicaciones fundamentales que podemos encontrar está destinada a la mejora global de la cadena de suministro, automatizando, simplificando, o incluso eliminando los trabajos de identificación y captura de datos que se producen en los distintos puntos de la cadena, y de ese modo garantizar la trazabilidad.
Para poderlo llevar a cabo, se colocan etiquetas RFID en todos los productos que deseemos controlar, para así obtener información sobre ellos en cada uno de los procesos.
De esta simplificación se derivan muchos beneficios, como el aumento de la productividad y la eficiencia, o la reducción de los costes operativos.
Para ser competitivo hoy en día, es fundamental contar con la capacidad de mejorar los tiempos de producción, reducir mano de obra directa en esos procesos que no aportan valor al producto, y en general, aumentar la productividad global de la empresa.
El sector industrial ha encontrado en la tecnología RFID un gran aliado, ya que ésta aporta grandes ventajas como la captura de datos en procedimientos dónde es imposible, o muy costoso, hacerlo manualmente. Ha logrado dinamizar y optimizar todos los procesos englobados dentro de la actividad industrial, y son muchos los sectores que la han incorporado en su sistema.
Uno de ellos es el sector de la automoción: son muchos los fabricantes de automóviles y sus componentes que utilizan estas tecnologías para tener una visión y control global de la cadena de suministro, pudiendo gestionar la cadena de montaje con mayor facilidad, detectando fácilmente errores, y almacenando información importante de cada pieza (como el número de serie o la fecha de fabricación) gracias a las etiquetas RFID. Así garantizan una completa trazabilidad de sus productos, y simplifican las interacciones entre los diversos actores de cadena: desde los proveedores de material, hasta los agentes de concesionarios.
Los procesos logísticos han experimentado un cambio positivo gracias a los sistemas RFID: la interacción entre la fabricación, los centros de distribución y las tiendas, es mucho más ágil y efectiva. Se consigue identificar de forma masiva y fiable las mercancías recibidas, evitando tener que verificar la información manualmente. Además, se mejora la gestión del almacén, al poder dejar y recoger mercancía de modo automatizado. También se logra reducir el tiempo de confección, preparación y recogida de los pedidos, pudiendo detectar fácilmente cualquier tipo de error.
Con la radiofrecuencia aplicada a la logística tendremos una visión global del negocio, garantizaremos un buen servicio, y veremos cómo aumenta la productividad un 20-30% más que usando código de barras.
El retail es uno de los sectores que más beneficios ha obtenido. Las etiquetas RFID adhesivas que se colocan en los productos nos ayudan a conocer en todo momento la localización exacta de cada artículo, además de almacenar información de relevancia sobre el mismo. Eso simplifica enormemente la gestión del inventario, evitando la rotura de stock. Dichas etiquetas también pueden ser usadas como sistema anti-hurto: solo se desactivan cuando pasan por caja; un arco de detección dará la alarma en caso de que alguien intente llevarse un producto sin pagar.
Además, aplicando esta tecnología podemos ofrecer a nuestros clientes una nueva experiencia de compra, gracias a pantallas y probadores interactivos que permiten: identificar y dar información de los productos; ofrecer recomendaciones de compra; o solicitar tallas y colores distintos, entre otras opciones.
Con todo, el RFID es una herramienta de gran utilidad para mejorar la satisfacción del cliente, y aumentar el volumen de ventas. La industria de la moda, la joyería, y la cosmética, son algunos de los sectores dónde esta tecnología se ha vuelto imprescindible.
En la actualidad la tecnología RFID es el mejor sistema para marcar ropa y otros porductos del sector retail de una maner fácil, rápida y efectiva.
En un hospital también se recopilan una gran cantidad de datos al cabo del día, fundamentales para el correctos funcionamiento de todos los tratamientos que allí se realizan (pacientes que entran y salen del hospital, productos de uso sanitario, medicamentos, datos de acceso a zonas restringidas al personal de los hospitales…). Recopilarlos todos requiere de un sistema capaz de almacenarlos y actualizarlos de manera inmediata, sencilla y segura. De ahí que los beneficios y herramientas de la tecnología RFID:
Una de las preocupaciones esenciales de la industria alimentaria es la seguridad sanitaria de los productos. La tecnología RFID ofrece un gran número de ventajas para garantizar la trazabilidad de los alimentos en cualquier etapa del proceso de producción:
Permite las entradas de productos del campo con alertas de tiempo de maduración u otros procesos asociados; el control de la temperatura en la cadena de frío; el registro de movimientos entre cámaras de secado/zonas de curado; e incluso controlar los volteos en los procesos de curado de quesos y productos parecidos. Podremos también crear alertas para evitar stocks obsoletos o caducados.
Además, con las etiquetas RFID podremos almacenar toda la información que debe ser incluida acerca de los productos (entradas; calibres; variedades; etc.), y de ese modo asegurar el cumplimiento de la normativa legal vigente.
Las etiquetas RFID dotan a los libros y/o documentos de un número identificativo único, consiguiendo un seguimiento más preciso y efectivo, ya que el sistema puede leer la identificación de muchas unidades a la vez, y se evita la identificación manual. Además, esta tecnología se usa también para la autentificación de documentos oficiales, evitando su falsificación. Implantar un sistema de tecnología RFID en una biblioteca permite registrar la entrada y salida de los productos que se alquilan en tiempo real y controlar las fechas de entrega de los productos. Los usuarios pueden consultar la información que necesiten en cualquier momento. Con este sistema, un usuario de la biblioteca podría saber desde su casa si el libro o disco que quiere está disponible o no en el centro.
La tecnología RFID permite una mejor gestión y control de los tiempos de los participantes en carreras y otros eventos deportivos. La etiqueta RFID asignada a cada participante permite controlar el recorrido que realiza, además de cronometrar el tiempo que tarda. Estas etiquetas son desechables, y permiten un cronometraje preciso sin causar ninguna molestia al atleta. Se pueden llevar sujetas en el dorsal, al calzado deportivo, o en otras prendas de ropa que lleve el corredor.
Podremos registrar los movimientos de los activos en tiempo real, pudiendo realizar el control y gestión in situ o desde un punto remoto. Identificando los activos con las etiquetas adecuadas, conseguiremos localizarlos fácilmente, aunque hayan sido movidos de sitio y colocados dónde no les corresponda. Incluso podremos registrar los cambios de las condiciones ambientales para aquellos productos críticos.
Estos sistemas ayudan a impedir la pérdida o el extravío de activos, así como simplificar su gestión y reducir los costes operativos.
Una correcta gestión del inventario es fundamental para el buen funcionamiento de toda empresa.
Podemos gestionar el procedimiento de inventariado en tiempo real, automáticamente, con la ayuda de la tecnología RFID: podremos dotar a cada uno de los productos que tengamos almacenados de un identificador único, con lo que evitaremos duplicidades y descuadres; obtendremos fácilmente información relevante de los productos almacenados, así como su localización; y conseguiremos tener un stock más exacto y siempre actualizado.
Así, podremos ahorrar tiempo y disminuir los costes, aumentando la productividad al mismo tiempo que evitamos errores e impedimos gastos innecesarios.
Es uno de los usos más comunes de esta tecnología. Con la etiqueta RFID se puede llevar un control a tiempo real y rápidamente de los productos que entrar y salen de un almacén, o de las personas que participan en un evento. Para ello, se pueden colocar portales RFID en los puntos de acceso, capaces de identificar el número de etiquetas que pasen por ellos y su portador.
Las empresas pueden obtener una gran cantidad de información para la gestión y el control de las actividades. Algunos ejemplos son, además de las entradas y salidas de mercancías, el reparto de pedidos (todo el proceso), la identificación y el acceso de trabajadores, la supervisión de las entradas en un evento, el bloqueo de puertas en hoteles y muchos más.
Existen muchos factores que intervienen en el precio de una etiqueta RFID: el tipo de chip, las dimensiones de la etiqueta, el tipo de material, el adhesivo, la cantidad demandada, la memoria, el embalaje de la propia etiqueta… Sus precios variarán de acuerdo a estos elementos; pueden ir de unos céntimos a cantidades más elevadas.
La mejor manera de saber cuál es el precio ideal para tu etiqueta RFID es ponerte en contacto con uno de nuestros expertos en Dipole. Ellos te asesorarán sobre la mejor opción para tus necesidades y te acompañarán durante todo el proceso.
Desde Dipole te animamos a que conozcas todas estas tecnologías y aprendas a integrarlas dentro de las necesidades y estrategias de la compañía. Por ello ponemos a tu alcance todos nuestros servicios de identificación inteligente RFID. Con estas soluciones somos capaces de proporcionar datos en tiempo real, fiables, vivos para poder tomar decisiones seguras sobre tu negocio. Si quieres saber más sobre nuestros servicios, no dudes en ponerte en contacto con nosotros y seguir leyendo sobre todas las novedades tecnológicas en nuestro blog.
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